IVÁN ARRONIZ EN ZULOA

Zuloa Espacio, Gora Taberna y el café Plaza. Son los espacios que entretejen la nueva muestra del artista vitoriano Iban Arroniz. Fotografía y dibujo vuelven a componer su apuesta personal, que se distribuye en estos escenarios. Las instantáneas, un total de once, recalan en la sala de Correría, cinco dibujos hacen lo propio en el cantón de San Francisco Javier y un gran mural dibujado culmina el paseo en la calle Dato.
Son los paisajes que se funden en las imágenes de Iban Arroniz. "El proyecto nació por casualidad, cuando vivía en Nueva York. Al pasar por una calle me acordé de otra calle de Vitoria, y ahí nació el juego", recuerda el artista. Por entonces, él se dedicaba principalmente a sacar fotos y a dibujar, un proceso que cuajó en su libro In no man's land.
El blanco y negro, le sirvieron para retratar varios paisajes neoyorquinos con el gran angular. El retorno a Vitoria supuso la segunda parte del proyecto, fundiendo calles y fachadas de su viaje con las de su ciudad natal, sin ocultar demasiado el montaje. "No quería engañar, sino crear el concepto de unión, unir dos cosas que no tienen nada que ver".
Un artista en tres espacios. Las fotografías derraman sus simbiosis en Zuloa. Park Avenue y La Paz engendran Paz Avenue. El tejado de su casa en la Gran Manzana y el de su hogar vitoriano, Salburua y Central Park, las casitas de Judimendi y el Doorway. Las asociaciones demuestran la sensación efímera que los espacios dejan en nosotros. O todo lo contrario, la constante latencia con que un lugar se nos impone.